Nos encontramos en pleno mes de diciembre, fechas que se caracterizan por las fiestas navideñas, pero también por una climatología adversa. El frío, el viento y las heladas, pueden hacer que nuestra piel sufra una serie de daños si no la cuidamos y protegemos como es debido.
Si bien es cierto que el sol y el calor del verano pueden afectar a nuestra piel, el invierno también tiene sus propias características que pueden hacer que nuestra piel vaya perdiendo brillo e incluso se agriete. Es por ello que tener en cuenta los daños que pueda causarnos en las diversas zonas de nuestra anatomía puede ayudarnos a prevenirlos.
Deshidratación
Uno de los factores a los que debemos hacer frente es a la deshidratación. El frío y el aire pueden reducir la hidratación de nuestra piel haciendo que sea necesario un aporte extra tanto desde el interior, por medio de la ingesta de líquidos, como en el exterior, mediante la aplicación de cremas.
Protección solar
De igual modo debemos seguir aplicando protección solar. Que haga frío no significa que la radiación del sol no puede causar daños a nuestra piel. A menudo, durante los días soleados de invierno, disfrutamos del calorcito que nos ofrece el sol. Sin embargo, al no sentir el asfixiante calor propio del verano, aguantamos más la exposición absorbiendo la radiación.
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