Seguro que has oído hablar de él. El aceite de argán se ha convertido en uno de los ingredientes más empleados por la industria de la cosmética. Y no es para menos. El extracto derivado de las semillas de este árbol, presente en la región suroeste de Marruecos, contiene una gran cantidad de ácidos grasos esenciales, vitamina E, minerales y antioxidantes que ayudan al rejuvenecimiento de nuestra piel.
Conocido también con el apodo del oro líquido, el aceite de argán resulta bastante difícil de conseguir, ya que cada árbol tarda entre 30 y 50 años en dar sus primeros frutos. Aún así, desde hace varios siglos los marroquíes lo han venido aprovechando en sus rutinas de belleza.
Porque sus beneficios son muchos y de los más variados. Por un lado, el aceite de argán ayuda a que nuestra piel recupere su elasticidad y potencia el rejuvenecimiento celular gracias a la vitamina E que contiene. De ahí que resulte idóneo para pieles secas o para borrar las marcas que deja el acné o la varicela. Y por el otro, sus propiedades antiedad la convierten en el aceite perfecto para prevenir el envejecimiento de la piel.
Un suave masaje con este aceite y notarás como tu piel recupera hidratación y luce más bonita.